Esta exposición se declara como una dimensión que rompe el tiempo, la invitación a un espacio ritual y mítico que hace preguntas sobre la realidad inmediata y su percepción de la luz, llevando al espectador a reflexionar y cuestionar sobre su ser espiritual.

 La autoexploración es una necesidad humana que ha derivado en la creación de estructuras simbólicas que sustentan metafísicamente al hombre. 

En esta muestra GuGa Murrieta presenta el acercamiento de diversas experiencias actuales con el campo de lo divino y nos revela sus construcciones simbólicas; portadores de consciencia que se manifiestan más allá de la materia.

Gran parte de las piezas consisten en los ciclos, vida y muerte, día y noche, luz y oscuridad. La obsesión por la repetición de estos gestos tiene un fuerte sentido ritual, creando un acto místico.

Murrieta propone emplear un lenguaje bien conocido por él: los medios digitales como principales medios de trabajo, con la intención de un diálogo cercano de distintos encuentros sobrenaturales. 

 Esta exposición busca restituir de lo profano dichas experiencia para enviarlas a “reinos elevados”, es retratar encuentros en el día a día que no pueden más que cuestionarnos sobre cómo lo sagrado pudiera convivir con nosotros, incluso en la cotidianidad.

La propuesta de esta exposición es la autoexploración espiritual en un entorno de amabilidad y profundidad que se proyecta en la psicología del rosa, nos invita a ser suaves con el reconocimiento y nos induce de esta forma a sentir cariño, amor y protección por nosotros mismos.

19 de septiembre 2019